Paraíso entre las curvas de tus caderas, que cual copa de vino glorioso deseo beberme.
Tus pechos cascadas de vino inextinguible, tu sonrisa alcohol embriagador de un gran reserva, tu corazón racimo de uva madura.
Hoy tengo magnifica resaca.

Por Carlos Elipe, a medio camino entre la realidad y la ficción, parece que sÍ hay más cosas que contaros. . . . . . . . .