lunes, 30 de noviembre de 2009

ARMONIA

Camino despacio por la gran avenida. Una corriente de aire frio golpea mi cara, enrojeciendo mi nariz, y obligando a ceñirme la gabardina, que por primera vez he tenido que desempolvar del armario. Ahora si parece otoño. Al doblar la esquina un olor a castañas asadas inunda el aire. Con que rapidez hemos pasado de las bermudas a las bufandas y gorros.

Estar de vacaciones permite pasear con sosiego, sin rigidez, y hace posible contemplar las cosas con otro rigor, mirar a los ojos de la gente y poder hacerlo con detenimiento. Gente elegante y bien vestida en esta ciudad.

Un grupo de jovencitos grita alborotado mientras, corriendo unos tras de otros, rompiendo la armonía de sonidos del paseo matutino.

Guiado por el plano que me han suministrado en el hotel, intento llegar a mi destino. Seguro de mis dotes, pienso que el museo esta al final de esta calle. ¡Pero que torpe!. Al final me veo obligado a preguntar a un paisano. Disculpe ¿El Museo Nacional, donde está? Ahh, ¿para atrás? Me lo he pasado. Gracias buen hombre.

Por fin he llegado. Un largo viaje por carretera y media mañana deambulando por la ciudad, pero por fin he llegado. La exposición merece la pena y hacer el esfuerzo tiene su recompensa. Museo Nacional reza el rotulo de la puerta. Dentro, me esperan, Berruguete, Gregorio Fernández y Juan de Juni.

lunes, 23 de noviembre de 2009

SILENCIO Y RESPETO

He colocado mis vírgenes, mis santos y el rosario. He montado mi pequeña capilla, como siempre, junto al espejo de la habitación del hotel de turno.

El mozo ha subido el traje de la furgoneta, y parsimoniosamente lo ha colocado sobre la cama. Lo organiza con mimo, la camisa, el chaleco, el corbatín, la faja, los tirantes y por último la taleguilla, con un par de medias. La chaquetilla, rígida, blanca y oro, en el respaldo de la silla. La montera, solitaria, orgullosa, sentada sobre la misma silla. En un aparte la castañeta. Las manoletinas, negras, relucientes, juntas, a los pies de la cama.

Me visto despacio, ceremonioso ritual de silencio y respeto. Despacio como la tarde lo merece. Tarde de atarse bien los machos.

Terminada la litrgia, en la mano, el capote de paseo. Antes de salir de la habitación, unos segundos más de oración, otro rezo más ante la capilla improvisada. "Vamos pa’lante, Juan".

La salida del hotel, presagia lo que va a ser la llegada a la plaza. Un grupo de bulliciosos aficionados me escolta por el hall deseando suerte y buscando entradas.

Ya de camino al coso venteño, en la furgoneta, las ultimas plegarias, concentración, más silencio, caras circunspectas y sobrias en la cuadrilla.

La llegada a la plaza. La multitud se agolpa junto a la furgoneta, fotos, gritos, piden autógrafos y estampas. Nervios y empujones. Bullicio de la gente ávida de triunfo, habida de naturales y pies quietos, de trapío y bravura.

Parece mentira que en el patio de cuadrillas encuentre tranquilidad que necesito, siendo este el rincón del miedo para todos nosotros. El lugar de donde ya no hay retorno. Un punto y aparte.

Pero hoy es un día especial. En mi cabeza se agolpan los recuerdos de toda una vida. Tengo la boca seca. Hoy, sin duda, es el día más importante de mi vida como matador. Nunca mas volveré a sentir estos nervios que me aprietan el estomago, que no me dejan respirar.

Suenan clarines y timbales. Es la hora. Es el último paseíllo. Hoy me corto la coleta.


Dedicado al Puli, gran aficionado, buen amigo y mejor persona.

viernes, 13 de noviembre de 2009

COMER EN LA ARGENTINA

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Siguiendo por nuestro viaje gastronómico por el mundo, hoy recomiendo visitar una parrilla argentina. EL MALEVO, en Alcorcón.

Al son de un tango porteño, con ese Gardel cantando mejor cada día que pasa, puedes degustar la famosa carne Argentina y su no más afamada salsa “chimichurri”.

Ambiente acogedor y trato agradable. Y todo ello a un precio asequible.

Del menú recomiendo:
Empanadillas Criollas
Un buen trozo de entraña
y de postre panqueque.

EL MALEVO. C/ Timanfaya, 37. 28925 Alcorcón - Madrid
Tlf: 91.619.08.91

martes, 10 de noviembre de 2009

UN HOMBRE DE CAMPO

Nicanor, un hombre de campo. Cuarenta y cinco años, casado dos veces y sin que la vida le proporcione aun la fortuna de una descendencia.

Hombre fortachón, de frente arrugada y carita rosácea. Humilde y sensato. Sus mañanas de trabajo firme y sus tardes de taberna y chatos de vino. A veces retraído y otras discreto por necesidad.

Pero la vida aprieta, y el médico le ha recetado que hay que cuidarse. Y el piensa por que maldita razón le ha hecho caso a su mujer. Entre los dos le han convencido a regañadientes. Tiene que hacerse un reconocimiento medico en el hospital de la ciudad.

Seguro que me sacan algo, piensa. – “Si no voy al médico vivo tan feliz, joder que de algo hay que morirse, y yo me encuentro bien”, espeta a su cariacontecida esposa, delante del galeno. Pero sabe que no le queda otra, que tiene que torcer el brazo. Que cuando le sacaron sangre le detectaron un no se que.

Lo que mas le molesta es perder el día de trabajo. ¿Quién regará hoy las judías? Y no digamos tener que ir a la ciudad y ¡¡conduciendo!!. Su intelecto no alcanza a entender a esos millones de personas que se apiñan en la ciudad, llenos de prisa, de ruido, de mal olor, y de peor humor.

No cambiaria ni un segundo de su vida por ninguno de ellos. Ver salir el sol, y como los rayos de luz del nuevo día acarician sus tomates. Tomates, grandes y sabrosos, Con aceite, sal y un poco de pan, su desayuno preferido.

El viaje a la ciudad, se le hace eterno. Cuatro coches le parece una caravana inasumible. ¡Por Díos que de ruido!. Y lo peor aun esta por llegar sin que el lo sepa.

Aparca su destartalada furgoneta blanca en el parking del hospital. Apaga su cigarro negro mordisqueado en la entrada y sube a la planta 10. - ¿El proctólogo?, pregunta su mujer a una enfermera.

¿El proctólogo?, que narices hará ese matasanos, piensa.

Pobre Nicanor, esta a punto de sufrir un tacto rectal y llega a la consulta cual corderito al matadero. Posiblemente la peor mañana de su vida.

Esperemos que al menos, los resultados descarten la peor de las noticias. Pero eso es historia para otro viaje.

lunes, 2 de noviembre de 2009

POR QUE LA VIDA PUEDE SER MARAVILLOSA

Sentado en la barra del bar de la esquina, degusto un cerveza y unas olivas a la hora del aperitivo. Miro la vida pasar a través del ventanal acrisolado. Un grupo de críos corre tras una desvencijada pelota. El ruido de un tubo de escape de un motero trasnochado inunda la tranquilidad de los últimos penitentes veraniegos que cual lagartos aprovechan los últimos escorzos del sol de otoño en la terraza del bar.

Por la puerta entran los amigos, risueños. Entre risas comentan el peinado de Adolfo, retocado por el viento que se ha levantado y que deja acta en las hojas de los árboles. Lo tiene como si nunca se hubiera peinado.

Nada tan genuino como las cervezas de las trece horas con los amigos en aperitivo sabatino. Las historias que se narran denotan la edad de los asistentes. De alguna hace tanto tiempo que ni siquiera puedo recordarla.

Y hoy a sucedido. Nos han dado la noticia. Ana y Andrés están embarazados. ¡¡Vamos a ser tíos!!! Pero de los sobrinos que molan. De los de darles caprichos y chuches. Sobrinos jugones. Y si les duele el estomago que les cuiden sus padres.


Como me gustan los aperitivos. Las noticias mejor con sabor a olivas y cerveza.
Por que la vida puede ser maravillosa.